Horneando
quiere introducir a un personaje el cual de ahora en adelante le dará
una manito a la prosperidad de su negocio, el éxito en sus recetas y de
una u otra forma bendecirá las ventas del producto estrella del gremio:
el pan.
Para los panaderos devotos y arraigados a su fe revista
La historia del patrón de los panaderos comenzó en Port –le Grand, en
Ponthieu, Francia. Miembro de una familia muy importante del país,
Honorato de Amiens fue desde muy pequeño una persona a la que le gustaba
practicar su virtud. La historia dice que San Beat fue su maestro y su
guía espiritual pero que cuando este murió, San Honorato fue el
encargado para sucederle, a pesar que siempre pensó que no era merecedor
de tal honor.
Cuentan que en su consagración, Dios lo confirmó con un prodigio, y los
asistentes vieron descender sobre su cabeza un rayo divino y un aceite
misterioso. Dicen que un día, mientras su ama cocinaba pan en su casa,
la noticia de su proclamación al episcopado los tomó por sorpresa. Sin
embargo, la señora con incredulidad le dijo que sólo le creería si la
pala quemada para hornear que tenía en la mano echaba raíces y se
convertía en árbol.
De inmediato Honorato desafió su incredulidad y plantó la pala en el
patio de la casa, la cual para sorpresa de los presentes se convirtió en
una Morera que dio flores y frutos En el siglo XVI aún enseñaban este
árbol en la casa paterna de San Honorato. Desde ese momento floristas y
panaderos se disputaron el “santo patrón”.
Después del milagro fue honrado con otros sucesos extraordinarios como
la invención de los cuerpos de los santos Fucio, Victorico y Genten, que
habían permanecido ocultos de los fieles por más de trescientos años.
A San Honorato se le atribuyen muchos milagros en vida. Se dice que
señalaba claramente a los molineros y a los panaderos como sus
protegidos. El culto por este Obispo fue creciendo y se extendió por
todo el país, y luego, más allá de las fronteras.
Renold Theriens, panadero francés, regaló en el año 1202 unos terrenos
para construir una capilla en Paris en honor al santo. Esta fue una de
las más ricas de la ciudad, dando lugar a la Rue y al Faubourg Saint
Honoré, calle de alto tráfico en la capital francesa. Los panaderos de
París establecieron su cofradía en la iglesia de San Honorato en 1.400,
celebrando desde entonces su fiesta patronal el 16 de mayo y propagando
esta devoción y patronazgo por todo el mundo.
Tan grande fue la devoción que Lui XIV, en 1659 dijo “cada panadero
debe observar la fiesta de San Honorato, asistir el día 16 de mayo al
servicio divino y pagar todos los domingos una retribución para subvenir
a las expensas de la comunidad”.
No en todos los lugares de religión cristiana o católica le rinden
culto a San Honorato. En algunas partes le rinden culto a San Ludardo,
quien ejerció el oficio de panadero. En Saint- Denis, le oraban a San
Illes, por su nombre que en griego significa “trigo”. En Flandes,
Bélgica le rinden homenaje a San Ambert, obispo de Cambrai, quien curó a
un panadero de una penosa enfermedad. En España, se le rinde culto a la
Virgen de la Merced en Valencia, en Castellón a Nuestra señora de
Lidón y en Barcelona a San Gim y San Juan del Pan.
Aunque haya lugares concretos donde no es San Honorato el santo de los
panaderos, para la mayoría del mundo creyente no cabe dudas de a quién
se debe venerar. El 16 de mayo ha sido y será siempre el día en que los
panaderos festejan su patronazgo, el mismo día en el que murió el Santo
más adorado por todo el sector panificador.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario